Repuestos para muebles de peluquería
Cable Saeyang para cabezal Marathon SDE-H200, SDE-SH300S, SDE-SH30N, SDE-M33E,...
Cable Saeyang para cabezal Marathon SH-300 para mini fresadora Crafien K38
Control potenciométrico para fresadoras Marathon Handy 700, Eco 450, Escort II Pro
El gesto que devuelve la vida al espacio de tratamiento
Tocas la nueva rueda, el gato de repuesto, el reposabrazos listo para recibir tu mano. La sensación es reconfortante: metal o plástico alineado, precisión mecánica bajo tus dedos. Ya sabes que este discreto gesto aportará mayor comodidad y elegancia a la sala de estar, sin alterar la esencia del mueble.
Un sillón recupera su aliento
La levantas, inspeccionas el mecanismo viejo y desgastado y oyes el ligero crujido que delata su desgaste. Luego la retiras e instalas la nueva. Accionas el mecanismo y sientes el cambio de inmediato: la silla desciende suavemente, sube sin esfuerzo y pivota con fluidez. Recupera ese movimiento preciso e instintivo que tranquiliza a los clientes.
Un detalle que lo cambia todo
Puede ser "solo" una rueda, un reposapiés o un reposa rodillas. Pero cuando sientas a alguien, siente la diferencia. Un asiento recto y estable, una conexión firme con el suelo. Notas la mirada que se posa en la silla domesticada, sin que sea necesaria una palabra.
Una mano profesional, silenciosa y experta
Actúas con firmeza, sin prisas. Ajustas cada pieza con precisión. Pruebas, validas. Sabes que este gesto es tu sello personal: respetas el mobiliario, al cliente, tu espacio. Mantienes, perpetúas este marco de cuidado que es inseparable de tu identidad en el salón.
Muebles restaurados, sin restricciones
No hubo necesidad de reemplazarlo todo, solo pieza por pieza. Esto evita tiempos de inactividad, costos e interrupciones. Sus herramientas reanudan su función y su vida diaria vuelve a fluir con normalidad. Y conoce esa sensación: el cliente se adapta y puede empezar. De forma sencilla y natural.
Un salón que irradia permanencia
Estas piezas perfectamente encajadas son invisibles para el ojo inexperto. Pero alguien pasa, se posa allí, deposita su confianza. Percibe consistencia. Nada falla, todo fluye. Son pequeños gestos, pero hablan de cuidado, de equilibrio, de lealtad a tu mundo.
Atención a la sostenibilidad
Estas piezas son robustas, diseñadas para soportar movimientos repetidos, amplios e intensos. Por eso las elegiste: para prolongar su uso y asegurarte de que no se rompan. Observas la sala y sabes que cada detalle cuenta y forma parte de un plan a largo plazo.
Una estética respetada, un espacio alineado
Has elegido un reposapiés idéntico al original, con un color a juego y un acabado que se integra a la perfección. Tus clientes no notan el cambio, pero tú sabes que está hecho. Lo has instalado, ajustado y probado. Has hecho lo de siempre: prestar atención a los detalles, en todo lo que usan.
Un soplo de aire fresco para los muebles.
Vuelves a probarlo: la silla gira y baja. Presionas el pedal y el reposacabezas hace lo mismo. Todo se mueve con armonía, sin ruido ni tensión. Oyes ese pequeño clic que te tranquiliza: todo funciona, en armonía con tus movimientos.
Un escenario preparado para los humanos
Tu clienta regresa, la guías, se tranquiliza. Respira, sonríe. Sabe que la esperan. Comprendes la importancia de este momento, de esta silla, de estos gestos. Y sientes la continuidad que inscribes silenciosamente en cada pieza que reemplazas.